En su país de hierro vive el gran viejo
Bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene la arruga olímpica de su entrecejo
Algo que impera y vence con noble encanto.
Su alma del infinito parece espejo ;
Son sus cansados ombros dignos del manto ;
Y con arpa labrada de un roble añejo,
Como un profeta nuevo canta su canto ;
Sacerdote que alienta soplo divino,
Anuncia en el futuro, tiempo mejor.
Dice al águila : « ¡ Vuela !» ; « ¡ Boga !» al marino,
Y « ¡ Trabaja !» al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino,
Con su soberbio rostro de emperador !
Rubén Dario
Azul...Cantos de vida y esperanza
quinta-feira, 5 de fevereiro de 2009
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